viernes, 5 de diciembre de 2008

Caacupé: Hoguera nacional de la fe (final)



“Ya las caravanas de los promeseros ascienden las lomas de Caacupé

campanas de bronce tocando oraciones, llaman a los fieles con un 

canto dulce para el ñembo'e (oración)

Virgencita Santa recuerdo que un día

con salmo en los labios hasta ti llegue

y allí de rodillas en tu santuario

con fervor creyente como un peregrino 

yo también ore

Oh Virgencita de los Milagros, tu que eres buena

oye mis ruegos vengo a pedirte,

que tus perdones lleguen a mi

Caudal de hechizos y de ternura hay en tus ojos 

que son azules como este cielo

que cubre el suelo donde nací.

Como un misterio de leyenda sacra

de un tiempo lejano que no ha de volver

evoco tu imagen, que es la de mi raza

de estirpe serrana Virgencita india de Caacupè

Un día quisieron llevarte muy lejos

pero en un milagro dijiste tove

Desde entonces siervos, creyentes y sinceros

tu pueblito humilde Virgencita Santa

se postro a tus pies."


Y la muchedumbre humana, movida por la fuerza religiosa de sus amores, está llegando por todos los caminos de la verde serranía. Y Caacupé volverá a ser, como cada año, la cumbre soleada de la patria, hoguera nacional de nuestra fe católica. Allá vamos, con los pasos del cuerpo fatigado y con los pasos del alma henchida de esperanza.

Esta es la hora oportuna para avivar en los adentros del espíritu este misterioso tesoro de la fe que el sacramento del bautismo puso en las entrañas de nuestra existencia. Los azares de la vida y sus valores contingentes tal vez hayan echado cenizas de negligencia o menosprecio sobre esa inmensa riqueza de nuestra fe bautismal.

Esta es la hora de reverdecer y reactivar esa pálida fe de nuestra lánguida conciencia cristiana. Es hora de apretarse el pecho, hacer mea culpa y pedir humildemente perdón a Dios Padre, cuya misericordia infinita es amparo y reparo de toda miseria humana.
La Virgen María nos alentará y nos tomará de la mano para acercarnos a Cristo nuestro Redentor y Señor.
Esa fe de un corazón humilde y contrito es el camino más seguro para subir a los cielos en nuestra plegaria de acción de gracias por los incontables beneficios y socorros recibidos. Como esos jóvenes animosos, que desde un rincón lejano de nuestro suelo venían llegando a Caacupé en bicicleta, y decían “para dar gracias por la salud y el trabajo”, “para dar gracias por haber terminado bien mis estudios”, etc.
 

Así, lo primero que tenemos que hacer es dilatar nuestros corazones y dar rendidas gracias por tantos bienes materiales y espirituales con que Dios nos ha alimentado y ha sostenido nuestra quebrantada existencia. Quebrantos e indigencias de toda índole nos han azotado ciertamente en este año. Pero nuestra fe, esperanza y amor de cristianos no han claudicado. Y aquí estamos para dar gracias y rogar al Padre nuestro que está en los cielos que nos aliente y nos fortifique cada día para seguir construyendo, a pesar de todos los pesares, la patria del presente y la patria del futuro, que es la vida eterna.

Llegando a Caacupé, hemos de dejar afuera toda altanería y toda timidez. Y con robusta confianza debemos poner en mano de la divina misericordia todos los anhelos y todos los emprendimientos de nuestro inquieto corazón humano.

Que el Señor nos conceda la gracia de sostener y acrecentar nuestra vida personal, en el trabajo fecundo y en el servicio del prójimo. Que el Señor nos acompañe; y que bendiga cada día la unidad de nuestro matrimonio, la paz y el bienestar de nuestra familia, así como el noviazgo que vamos caminando. Que el Señor se apiade de esta patria querida, patria de nuestros amores y dolores, la pálida patria enferma. Que nos proteja y nos oriente en este año agitado de tantos esfuerzos y tensiones.

Con ánimo grande tenemos que cantar y decir a
la Virgen María

“Es tu pueblo, Virgen pura, que te da su amor y fe; dale Tú, paz y ventura, en tu edén de Caacupé.


 

11 comentarios:

SILVIA dijo...

BUENO, OTRA MANERA MAS PARA MANIFESTAR NUESTRA FE¡¡¡¡
A PEDIR PERO SABER TAMBIEN AGRADECER¡¡¡
BESOS, BUEN FN DE SEMANA

Rodrigo Fabian dijo...

te toca el corazon esa cancion, es el himno q nos identifica a nosotros los paraguayos

Anónimo dijo...

Lindo post Desire.

Un abrazo,

Lu
Mamá de DOS chancletas

Militos dijo...

Muy bonito final. Preciosa Virgencina. Rézala por mí. ¿vale?, yo lo haré desde España por vosotros. Un abrazo fuerte

Joana dijo...

Hermoso Desi, que linda historia de la Virgen! Gracias por compartirla.
y Gracias por tus palabras tan cariñosas, que me has dejado!!
Estaremos en comunicación, Amiga!
Yo también te quiero mucho!
Besos.

Anónimo dijo...

Hermoso! que preciosa Vigen!
Gracias por compartirla y por tu cariño y apoyo en mi blog!
Un Abrazo!
Andrea.

tu vecina Day dijo...

Muy bello Desire,y tambien muy agradable este tipo de lecturas sobre todo en estas fechas tan bonitas y religiosas ;-) buen tiempo paso siempre en tu espacio.

Besos.

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Muy bonita la oración y preciosa la historia que cuentas de la Virgen Caacupé.
Un beso, Desiré

Anónimo dijo...

un gusto saludarte y te mando un abrazotote

tia elsa dijo...

Muy linda canción u oración no sé, o ambas cosas,pero refleja toda la fe y la dulzura del pueblo paraguayo, besos tía Elsa.

Desire dijo...

Mil gracias por todos sus comentarios y les comento la primera parte es una cancion que viene a ser como la musica oficial de esta fiesta mariana. Asi mismo la parte final son los primeros versos del Himno a la madre.
En estos momentos mi ciudad es un mar de gente que esta llegando de todos lados junto a la Virgencita que los acoge en su casa.